Más democracia. Más Justicia. Chile para todos

miércoles, 31 de octubre de 2007

La Nación comenta carta de Navarro a Arrate

La Nación, miércoles 30 de octubre

martes, 30 de octubre de 2007

Cena de camaradería: 26 de octubre: Unir fuerzas
















Rubén Andino: Un fantasma recorre Chile, el fantasma de la democracia

UNIR FUERZAS PARA TERMINAR CON LA EXCLUSIÓN

Tal como una vez en la Europa de 1845, un "fantasma" recorre Chile.... pero no es el fantasma del Comunismo… es lisa y llanamente el fantasma de la democracia, que quiere a amagar a los poderes oligárquicos y autoritarios, enquistados en la política, la sociedad, la economía y la cultura, en busca de mayores espacios de libertad para los ciudadanos y ciudadanas.
Más de 350 mujeres y hombres concurrieron el viernes al restaurante la Picola Italia, para dar su respaldo a la iniciativa Unir Fuerzas, destinada a representar el deseo de muchos chilenos y chilenas de combatir la exclusión, de la que han sido víctimas millones de personas, marginadas de un trabajo digno, de una educación de calidad o de una participación efectiva en las decisiones trascendentes para el país.
Asistieron algunos premios nacionales, parlamentarios, escritores, artistas, sindicalistas, dirigentes estudiantiles, cesantes, inscritos en los registros electorales y también no inscritos, partidarios de la diversidad sexual, ecologistas, representantes de los pueblos originarios, dirigentes vecinales y regionalistas; en buenas cuentas una amplia gama de personas vinculadas a múltiples expresiones de la diversidad humana, esa diversidad que tanto escozor causaba al viejo dictador, innombrable, en el ocaso de su régimen.
Hicieron uso de la palabra el Presidente del Partido Comunista, Guillermo Tellier, la vicepresidenta de la CUT, María Rozas; el historiador Patricio Quiroga; la dirigente secundaria Javiera Pinto; Nicolás Grau, del Movimiento Nueva Izquierda (es sólo un alcance de nombre con la fracción socialista homónima); el Presidente de la FECH, Giorgio Boccardo; el Presidente del Movimiento por los Derechos Ciudadanos, Edgardo Condeza; el dirigente de la Surda, Carlos Ruiz, e intervino el principal impulsor de la iniciativa, el ex ministro y embajador Jorge Arrate, quien esbozó en sus trazos más gruesos esta iniciativa destinada a construir en Chile una democracia integradora y participativa, en oposición a la actual que calificó de "democracia incompleta".
Los medios de comunicación, caja de resonancia de los poderes oligárquicos que manejan los resortes del poder en Chile, no están interesados en dar difusión a lo que sucedió en La Picola Italia. Los que estamos en esta iniciativa democratizadora somos sospechosos de atentar contra el orden establecido, de ser "díscolos", de atentar contra los poderosos y los acomodados en el poder. Pero no podrán ignorarnos en el futuro, porque "las fuerzas de avanzada social", de las que hablaba el Rector de la Universidad de Chile, Senador y Presidente del Partido Socialista, Eugenio González Rojas, comienzan a recuperar terreno, para terminar con el inmovilismo y el desaliento de millones de compatriotas que terminan a regañadientes optando sin convicción por el "mal menor".
En el movimiento Unir Fuerzas no hay vetos; pueden sumarse todas y todos aquellos que compartan el deseo de terminar la exclusión y ampliar los espacios democráticos en todos los ámbitos de la sociedad chilena.

Santiago, domingo 28 de octubre de 2007

Rubén Andino

Respuesta de Jorge Arrate a carta del senador Alejandro Navarro


Santiago, 28 de octubre de 2007.

Senador
Alejandro Navarro
Presente


Estimado compañero y amigo:

Quiero agradecer la fraternal y sustantiva carta de saludo que enviaste a la comida del viernes pasado. Allí intercambiamos ideas sobre cómo unir fuerzas para hacer de Chile un país realmente democrático y una sociedad donde imperen criterios de justicia social. Varios también apuntaron que uno de los ejemplos más claros del ignominioso contenido de la actual Constitución es la acusación de la que te han hecho víctima un grupo de parlamentarios pinochetistas.

Aprovecho esta ocasión para hacerte llegar mi solidaridad más plena y decidida por la acción malévola que se ha organizado en tu contra. Se trata de una tentativa innoble de acallar una voz que, como la tuya, no ha vacilado en defender los intereses populares.

Recibe un abrazo fraternal,


Jorge Arrate

Carta del senador Alejandro Navarro a Jorge Arrate




VALPARAISO, octubre 26 de 2007



Compañero Jorge Arrate:
Estimado Jorge:
Lamentablemente no podré estar junto a tí y junto al amplio grupo de adherentes en esta noche por encontrame visitando Calama y San Pedro de Atacama a raíz de la posibilidad de exploración y explotación de la energía geotérmica.
Comparto plenamente el contenido de la convocatoria y tus reflexiones y propuestas para construir y hacer confluir una gran fuerza política y social para romper la exclusión generada por el binominal. Tenemos que hacer confluir un gran bloque social y político para terminar de una vez con la transición. Para eso Chile requiere una nueva Constitución fruto de una gran movilización ciudadana a través de una Asamblea Constituyente. Una Constitución que devuelva a Chile la soberanía sobre sus recursos naturales y que ponga fin a la lógica neoliberal de Estado Subsidiario que impide que el Estado chileno sea un agente economíco, promotor y regulador en defensa de las grandes mayorías. Lo anterior debe expresarse también en un sistema electoral proporcional y la profundización de una democracia participativa, descentralizada y no sólo representativa.
Los socialistas tenemos el desafío junto a otras fuerzas progresistas y de izquierda para contribuir a recuperar el legado de Salvador Allende como proyección del socialismo del siglo XXI en nuestra patria. Creo que juntos tenemos que marchar en la sociedad y en una confluencia en nuestra propia organización y en los próximas definiciones que deberemos tomar, para asegurar que las ideas y propuestas que convocan la justa cena en tu homenaje tengan una expresión ciudadana y masiva en nuestro país.

Fraternalmente,
ALEJANDRO NAVARRO BRAIN
SENADOR

lunes, 29 de octubre de 2007

"No me gustan ni Insulza ni Lagos como candidatos"


Arrate llamó a recuperar la unidad del mundo popular y democrático


La Nación, lunes 29 de octubre
El ex presidente del PS Jorge Arrate instó a unir fuerzas, único camino para quebrar “el círculo vicioso”.
Con la proclamación del término de una etapa y el inicio de un nuevo ciclo que ponga en el centro la unidad de las fuerzas políticas que aspiran a profundizar la democracia, cambiar el sistema binominal y la Constitución, el ex ministro y ex presidente del PS, Jorge Arrate, dio la partida a un proceso que muestra respaldo más allá de la Concertación y el PC.
Así lo hizo sentir la concurrencia, que superó las 400 personas, que asistió el viernes a la cena donde Arrate destacó que la "transición ha terminado en una democracia incompleta y en una sociedad profundamente desigual", aunque acotó que "las cosas terminan no donde uno quiere".
"No significa esto negar los logros o avances que en estos años hemos llevado adelante, pero no voy a cumplir con el rito de disculpa de tener que enumerarlos, para tener que enumerar en cambio todas las cosas que no pudimos hacer porque no nos dejó la derecha o porque no tuvimos la fuerza y el coraje suficiente para hacerlas", sostuvo.
Lejos de ubicarse entre los críticos de la Presidenta Michelle Bachelet, el ex ministro expresó que la primera demostración del cambio de etapa fue que los chilenos eligieran a una mujer gobernante.
"Se ha iniciado un nuevo ciclo porque hemos elegido a una mujer socialista, a esta mujer Presidenta de la República de Chile y ésa es una flecha disparada al futuro cuyos efectos no percibimos enteramente hoy, pero lo haremos en muchos años más", dijo Arrate.
Una valoración sustantiva tuvo en su discurso el rol de los estudiantes secundarios y de los trabajadores en los dos últimos años, así como el reconocimiento de que estamos frente a un continente que también muestra otro rostro.
"La América Latina que tenemos hoy es otra: es la de Evo Morales, de Tabaré Vázquez, del gobierno del Frente Amplio, con socialistas, comunistas y tupamaros en el gobierno, es la América Latina del proceso bolivariano de Chávez, de Lula, de Correa en Ecuador", expresó.
Para el dirigente, la única manera de ponerse a la altura de estos cambios es "uniendo fuerzas", pues "estamos en una trampa, en un círculo vicioso. El sistema binominal impide modificar el sistema binominal".
A su juicio, además de fuerza social es imprescindible la "fuerza política organizada" para "ganar los votos necesarios en el Congreso para derogar el sistema binominal, llamar a una constituyente y abrir un camino" y recordó que "cada vez que nos hemos unido, hemos vencido".
En el encuentro intervinieron también, entre otros, el presidente del PC, Guillermo Tellier, quien destacó que hablaba "a título personal" y compartió "esperanzado" el llamado a la unidad.

domingo, 28 de octubre de 2007

Cifras en Reportajes de El Mercurio


Domingo 28 de octubre 2007

El ex presidente del PS Jorge Arrate (PS) llama a reconstruir la unidad para un gran movimiento popular y democrático

Arrate llamó a superar las profundas brechas entre quienes están por profundizar la democracia, así como las indeferencia de quienes han logrado posiciones en el aparato institucional y los "resentimientos y rencores, a lo mejor legítimos, de muchos que han sido críticos de este proceso de transición".
SANTIAGO, octubre 27.- El ex presidente del PS, Jorge Arrate, proclamó el término de una etapa y el inicio de un nuevo ciclo para restaurar la unidad las fuerzas políticas, profundizar la democracia, cambiar el sistema binominal y la Constitución. Arrate destacó que la "transición ha terminado en una democracia incompleta y en una sociedad profundamente desigual", pero acotó que "las cosas terminan no donde uno quiere".
"No significa esto negar ninguno de los logros o avances que en estos años hemos llevado adelante, pero no voy a cumplir esta noche con el rito de disculpa de tener que enumerarlos para tener que enumerar en cambio todas las cosas que no pudimos hacer porque no nos dejó la derecha o porque no tuvimos la fuerza y el coraje suficiente para hacerlas", sostuvo el viernes.
"Un ciclo está terminando, se ha iniciado uno nuevo y ¿por qué? Porque hemos elegido a una mujer socialista, esta mujer Presidenta de la República de Chile y esa es una flecha disparada al futuro cuyos efectos no percibimos enteramente hoy, pero lo haremos en muchos años más", dijo Arrate.
"Se ha iniciado un nuevo ciclo porque los pingüinos invadieron las calles y se tomaron sus colegios; porque el sindicalismo chileno está retomando su vieja energía, ha dado batallas y ha triunfado, porque la América Latina que tenemos hoy es otra América Latina, es la de Evo Morales, de Tabaré Vásquez, del gobierno del Frente Amplio, con socialistas, comunistas y tupamaros en el gobierno, es la América Latina del proceso bolivariano de Chávez, de Lula, de Correa en Ecuador. Abramos bien los ojos, hay un nuevo ciclo que ya se inició, ¿cómo lo concretamos aquí?", añadió. Y respondió que la única manera es "uniendo fuerzas, porque estamos en una trampa, en un círculo vicioso, el mecanismo impide modificar el mecanismo. El sistema binominal impide modificar el sistema binominal, con fuerza social, sin duda, pero también con fuerza política organizada. Tratemos de ganar los votos en el congreso necesarios para derogar el sistema binominal, para llamar a una constituyente, para abrir un camino", dijo.
"Ese es el desafío, unir fuerzas, cada vez que lo hemos hecho, hemos vencido", expuso y recordó el Frente Popular en 1938, con Pedro Aguirre Cerda, y el plebiscito de 1988.
"Nos hemos unido para elegir a los dos últimos Presidentes de la República y si no fuera porque nos unimos en la segunda vuelta, no habrían sido presidente Lagos, ni sería presidenta Michelle Bachelet, esa es la verdad", subrayó.
Arrate llamó a superar las profundas brechas entre quienes están por profundizar la democracia, así como las indeferencia de quienes han logrado posiciones en el aparato institucional y los "resentimientos y rencores, a lo mejor legítimos, de muchos que han sido críticos de este proceso de transición".
Fuente: UPI

La visión de Patricio Navia de una cena de camaradería


Esto es lo que ha escrito Patricio Navia en su blog, a raíz de una cena de camaradería:


"En democracia, todos tienen derecho a organizarse politicamente. Esta cena convocatoria para unir fuerzas y terminar con el 'modelo' es perfectamente legitima. Aunque resulta inusual que en la convocatoria no se hable de la Concertacion, considerando que Arrate es miembro del PS, ha sido ministro de Estado y embajador de gobiernos de la Concertacion. Eso tambien es legitimo. Ningun Concertacionista puede estar obligado a compartir la defensa del modelo politico/economico que promueve e impulsa la Concertacion y que promueve e impulsa el gobierno de Bachelet.
Pero me parece inaceptable que una Ministra de Estado convoque a una cena de camaraderia y dialogo para cambiar el modelo economico que defiende el gobierno del que ella es parte. "


Pueden seguir leyendo en su blog
Opiniones diferentes en este blog pinche aquí

Jorge Arrate y la pera madura


por Alejandro Kirk
El estado de la transición chilena es equivalente a una pera madura: quien tenga el coraje y la perseverancia de hacerle llegar a los chilenos una propuesta que no sea más de lo mismo, recogerá el fruto. Sino, como la vieja canción, Chile “caerá, caerá, caerá” aun más en el desconcierto.
Anoche, en una “cena de diálogo y camaradería” convocada alrededor del ex ministro socialista Jorge Arrate, el presidente de la FECh, Giorgio Boccardo -uno de los pocos jóvenes presentes-, puso claridad sobre el asunto inmediato: “No queremos otra vez estar en la disyuntiva de escoger entre Lagos o Piñera, Alvear o Lavín”.
Hasta anoche, el único que se había salido del marco cupular de la política chilena era Joaquín Lavín, con un posicionamiento nacido de los manuales de marketing: descubrió un amplio nicho abandonado del mercado y le inventó un producto: el “aliancismo-bacheletismo”.
Arrate le salió al paso a Lavín, a quien rotuló como “prestidigitador” que intenta “vestirse con el cariño que se le tiene a Bachelet”. “Si es bacheletista que diga si está a favor de la píldora del día después, de acabar con el sistema binominal, si se opone al lucro en la educación, si apoya el proyecto de ley de sindicatos y asociaciones”, le espetó airado. Arrate y todos los oradores insistieron en que no es candidato. Pero lo parece.
“Yo vine a un lanzamiento”, bromeó el presidente del Partido Comunista, Gullermo Teillier, uno de los que habló, en un tono moderado que ese partido no usaba hace décadas. Un tono de aliados y jovial, matiz también perdido hasta ahora en el discurso público del PC.
“Unir fuerzas” es el lema de Arrate, que repitió con majadería didáctica a lo largo de un discurso improvisado, pero cuidadosamente diseñado para no atacar a nadie en el arco de fuerzas que pretende unir para lanzar alguna esperanza al “macroscópico” sector de la población que no vota, la inmensa mayoría de ellos menores de 30 años.
“Es falso que los jóvenes ‘no estén ni ahí’ como se dice. Ellos se organizan para decenas de actividades, para hacer deportes, comics, hip-hop, o para dar al país una lección política como hicieron los pingüinos”, dijo. Aunque el promedio etáreo de los asistentes a la cena era de 40 para arriba, eran más de 300, invitados prácticamente de palabra, sin medios, sin publicidad, aparte de la visibilidad de convocantes como los diputados socialistas Sergio Aguiló y Marco Enríquez-Ominami y la ministra de Salud, Soledad Barría. La preocupación que la apertura de este nuevo frente causó entre los espacios conservadores se evidenció claramente con el destemplado correo electrónico del comentarista Patricio Navia, difundido ampliamente el jueves, en que exigía furiosamente la renuncia de Barría.
"Me parece inaceptable que una Ministra de Estado convoque a una cena de camaradería y diálogo para cambiar el modelo económico que defiende el gobierno del que ella es parte", dijo Navia. ¿Bachelet neoliberal? ¿No ganó acaso ella las elecciones con un programa de inclusión y redistribución del ingreso? ¿No ha sido más bien -como dijo Arrate- “la incapacidad o la falta de fuerza” de la Concertación para imponer a la derecha su programa lo que ha llevado al ciclo político actual a un punto muerto?
El gran ausente de la convocatoria y de la cena era el senador socialista Alejandro Navarro. Pero anoche se hizo parte con un mensaje enviado desde la provincia, tal vez porque se dio cuenta de que si pretende encabezar él mismo esta “unión de fuerzas” tendrá que contar con el apoyo, por lo menos, de todos los que estaban cenando con Arrate.

_________ Alejandro Kirk es periodista

27 de Octubre de 2007 , El Mostrador

miércoles, 24 de octubre de 2007

Aguiló propone “férrea” alianza Concertación-PC

La Nación
La oferta programática del legislador es clara: un acuerdo entre la coalición gubernamental y la izquierda extraparlamentaria. En esta lógica, afirma Sergio Aguiló, el Congreso Ideológico DC facilitaría las cosas. Asimismo, critica a Camilo Escalona, por haber “derechizado” a la multipartidaria al dar -según acusa- sustento político al ministro de Hacienda y a Expansiva.
Una señal política habrá este viernes 26: un grupo de dirigentes de la Concertación y de izquierda extraparlamentaria ofrecerá una cena a Jorge Arrate. Uno de los convocantes, el diputado socialista Sergio Aguiló, explica los motivos del encuentro y de paso aclara su situación en la interna del PS.
-¿Usted tiene aspiraciones senatoriales en la Séptima Región Norte?
-Eso es absolutamente falso. También desmiento tajantemente versiones que dicen que podría ser candidato por fuera del partido o de la Concertación. Según una disposición estatutaria, legisladores, alcaldes y concejales no pueden repetirse más de dos veces el período. Si es así, muchos no podríamos reelegirnos y yo no tendría problemas en seguir luchando en cualquier otro cargo donde el partido estime que puedo ser un aporte.
-Pero usted ha estado moviéndose en un grupo que está con el ex presidente del PS Jorge Arrate y que busca hacer frente común con la izquierda extraparlamentaria.
-Eso es otra cosa. Ciertamente hemos estado embarcados, frente al cierre de un ciclo político que consideramos enteramente nefasto, en construir una alternativa política que pueda efectivamente enfrentar la crisis que estamos viviendo, pero eso no implica que vaya a ser candidato por fuera de la Concertación.
-¿A qué apunta esta nueva alternativa?
-La idea que alienta nuestra reflexión es que hay una paradoja en que la economía funciona en niveles razonablemente buenos, pero con un amplio rechazo a la política y al Gobierno. En cualquier lado esto puede conceptuarse como una crisis de la política, que tiene dos elementos centrales: la hecatombe del Transantiago y una política dirigida desde Hacienda por un ministro que no cree en el programa social de la Presidenta. Así, mientras la Presidenta aplica protección social a los más pobres, el ministro (Andrés) Velasco aplica protección empresarial. Con esa discordancia, démonos con una piedra en el pecho que estemos en niveles de apoyo cercanos a 40 por ciento y no más bajos.
-¿La solución, entonces, pasa por la salida de Andrés Velasco?
-No, es un problema más de fondo que necesita de un cambio de mentalidad más profundo. Sin embargo, hay factores que dan esperanzas: por un lado, la feliz emergencia del movimiento social y, por otro, las resoluciones del Congreso Ideológico DC, que no son de izquierda, sino profundamente vinculadas con el sentido común de la clase media y de los trabajadores. Con 1.800 delegados no se puede tener un aparato coercitivo y por eso salieron iniciativas como luchar por una nueva Constitución, crear una asamblea constituyente, decretar el fin del lucro en la educación o la negociación colectiva por áreas de la producción, que van en la línea de lo que nosotros creemos.
-¿No se izquierdizó entonces la DC?
-Lo que hizo fue ponerse a tono con lo que está pensando la sociedad y ojalá los demás partidos podamos ir en esa línea. Yo temo que el PS no lo haga. Me están diciendo que va a haber sólo 400 delegados en el Congreso de marzo. Si es así, se va a llenar de funcionarios públicos que, como siempre tienen un jefe, no van a poder romper una disciplina autoimpuesta de antemano. ¡Yo quiero un Congreso socialista con delegados que representen al militante y le tomen el pulso a las grandes sensibilidades del país!
-¿La candidatura presidencial de Jorge Arrate es con el PS o contra el PS? ¿Es con o sin el PC?
-Debo decir que la cena de este viernes, entre cuyos convocantes están el presidente de la CUT, Arturo Martínez; los ex ministros de Allende, Mireya Baltra y José Cademártori; los diputados René Alinco, Marco Enríquez-Ominami y yo, y dirigentas como Fanny Pollarolo, no es una proclamación como candidato presidencial, sino un impulso a esta gran perspectiva de alianza entre la Concertación y la izquierda extraparlamentaria. Somos un grupo que quiere animar un cambio sustantivo y que reconoce en Arrate un liderazgo importante, pero no queremos poner la carreta delante de los bueyes. Lo importante es construir una alianza férrea de toda la Concertación con el PC y luego discutiremos cuál es la mejor persona para encabezarla. Eso es secundario.
-¿Cuál es su candidato para el próximo presidente del PS?
-Es probable que se presenten tres listas. El oficialismo de Camilo Escalona, Ricardo Núñez, Ricardo Solari y Marcelo Schilling, que supongo repetirán con Escalona de nuevo. También la lista de "Las anchas alamedas", donde estamos Isabel Allende, Jaime Gazmuri, Carlos Ominami, Marco Enríquez-Ominami y yo. Y una tercera, que es "La mesa de izquierda", donde están Carmen Lazo y Carlos Moya. Si las dos últimas nos unimos, podemos pelear la mayoría.
-Y desbancar a Escalona
-Yo no tengo ningún problema personal con él, pero sí críticas de fondo a su conducción. Él ha sostenido políticamente al ministro de Hacienda y a todo este cuasi partido que se llama Expansiva. Su pecado es haber derechizado a la Concertación poniéndole toda su fianza a este grupo nada más ajeno a la Concertación y sus orígenes. En ese cuadro espero que sea Isabel Allende la nueva presidenta y sobre esa base cambiar una conducción que no sólo ha sido condescendiente con el neoliberalismo, sino de corte autoritario en lo interno, cosas no menores en un partido de los trabajadores y profundamente libertario. Hay que terminar con las amenazas cotidianas de que nos van a pasar al tribunal supremo o que vamos a perder nuestros cupos si somos críticos. LN

sábado, 13 de octubre de 2007

UNIR FUERZAS PARA DERROTAR LA EXCLUSIÓN

Chile es hoy una sociedad profundamente excluyente. Para que no lo siga siendo, es preciso unir las fuerzas políticas y sociales de auténtica vocación democrática y popular.
La exclusión erosiona la legitimidad de las instituciones políticas y tiene un negativo impacto socio-económico. Está excluido un amplio contingente, en particular de jóvenes, que creen inútil ejercer su derecho a sufragio. Están excluidos los chilenos que viven fuera del país a los que la derecha niega sus derechos ciudadanos. Además, fuerzas políticas y sociales significativas son víctimas de un sistema electoral que mañosamente los deja fuera del Congreso Nacional y que garantiza un veto parlamentario a la derecha. Por otra parte, recientes encuestas muestran que un alto número de chilenos desconfía de los partidos y se declara independiente.
El cuadro es desolador para un país que tiene desafíos de igualdad y libertad de gran magnitud: la mitad del universo de ciudadanos potenciales no participa hoy día en las elecciones.
Sólo un acuerdo amplio de las fuerzas que quieren una verdadera democracia podrá superar la exclusión política injusta y moralmente repudiable. Mientras no lo haya, la derecha mantendrá impertérrita su conducta y continuará disfrutando de sus privilegios políticos ilegítimos.
Cada vez que las fuerzas democráticas y populares han aunado su fuerza, importantes logros han sido posibles. En 1938, el Frente Popular derrotó a la derecha porque unió a radicales, socialistas, comunistas y movimiento sindical y recibió apoyo de jóvenes de la Falange Nacional. En 1958 la democracia chilena, viciada por el cohecho de la derecha y la influencia del dinero, fue objeto de importantes perfeccionamientos gracias al acuerdo sobre “Saneamiento Democrático” que alcanzaron las fuerzas progresistas en el Congreso, entre ellos una profunda reforma al sistema electoral y la derogación de la ley que ilegalizaba al Partido Comunista. El triunfo del NO en el plebiscito de 1988 y la elección de Patricio Aylwin en 1989 fueron importantes momentos de coincidencia de las fuerzas demócráticas y populares. Lagos y Bachelet, al no alcanzar la mayoría en la primera vuelta electoral, triunfaron en la segunda gracias a la acumulación de los sufragios de las fuerzas de avanzada.
Los desafíos democráticos que enfrenta Chile son enormes. Para superarlos, es preciso derrotar a la derecha en los municipios y en el Congreso y quebrar su veto parlamentario. Lograr ese objetivo tiene un requisito: unir fuerzas.
Estamos seguros que no existen grandes obstáculos para generar convergencias básicas que se propongan, al menos, la tarea elemental de sanear la democracia chilena. Las dificultades que existen, tales como pequeños intereses corporativos y resentimientos o rencores políticos, deben ser superadas.
Los debates sobre la Concertación y su devenir o sobre el sistema electoral binominal deben, en primer término, considerar esta perspectiva. Por eso los abajo firmantes, parlamentarios y dirigentes políticos de partidos de la Concertación, invitaremos a nuestras respectivas colectividades a establecer de inmediato los diálogos con el Partido Comunista, La Surda, Fuerza Social, y otros grupos políticos y sociales que participaron en Juntos Podemos, que permitan establecer, como primer paso, un pacto para las próximas elecciones municipales y parlamentarias. Por otra parte, nos comprometemos a desplegar la actividad que sea necesaria para favorecer el encuentro democrático y la construcción de un gran acuerdo popular que permita democratizar las instituciones y luchar con perspectivas de éxito por un Chile socialmente justo.
Santiago, julio del 2007
Sergio Aguiló, diputado PS
René Alinco, diputado PPD
Jorge Arrate, ex Ministro y ex Presidente del PS
Gabriel Ascencio, diputado DC
Nelson Ávila, senador PRSD
Marcelo Díaz, diputado PS
Marco Enríquez-Ominami, diputado PS
Marcos Espinosa, diputado PRSD
Ramón Farías, diputado PPD
Jorge Insunza, diputado PPD
Tucapel Jiménez, diputado PPD
Arturo Martínez, Presidente de la CUT
Clemira Pacheco, diputada PS
Alberto Robles, diputado PRSD
María Rozas, Vicepresidente de la CUT
Eduardo Saffirio, diputado DC
Alejandro Sule, diputado PRSD
Jorge Coulon, Inti Illimani
Marcelo Coulon, Inti Illimani
Patricia Montero, manager Inti Illimani
Esteban Maturana, pdte Confusam
Manuel Riesco, Cenda
Esteban Silva, pdte Regional América PS
Paddy Ahumada, pdte regional Valparaíso PS
Jorge Romero, pdte comunal Temuco PS
Carola Insulza, pdta comunal Loncoche PS
Eduardo Barría, secretario comunal San Joaquín PS
Edison Muñoz, pdte CUT X Región
Giuliano Lopez, comunal Copiapó PS
Roberto Irribarra, comisión política PS
Patricio Avilés, Comité Central PS
Patricio Mery Bell, comité central PS
Luis Lobos, dirigente comunal Santiago
Cecilia Morelia, pdta brigada socialista Dirección del Trabajo
Rosa Leal, concejal PS El Quisco
Carola Rivero, concejala PS Independencia
Hector Aguayo, concejal PS Quintero
Patricio Martínez, pdte regional Santiago Colegio de Periodistas
Lidia Baltra, periodista
Dino Pancani, periodista
Iván Gutiérrez Lozano, director cronicadigital.cl
Gregorio Angelcos, sociedad de escritores de Chile
Ismael Calderón, concejal por Santiago
Carlos Bravo, pdte de la Unión Vecinal Talca
Juan Carrillo, miembro comisión salud PS
Alex Pereira, vicepresidente regional Oceanía, Australia
Jorge Rossel, secretario comunal Venezuela
Luis Diaz Rivera, Francia
Mario Toro, Suecia
Aldo Gonzalez, doctor, España
Luis Hernández, profesores PS
Carlos Lira, pdte brigada ex Presos Políticos PS
Jorge Charlet, ex pdte comunal Temuco
Eduardo Muñoz, ex miembro Comité Central PS
Mario Matus, académico Universidad de Chile
Alejandro Hernández, dirigente nacional Adiptgen
Edgardo Condeza, doctor, ex secretario general del PS
René Tabilo, dirigente sindicato CTC
Antonio Cavalla, doctor
Rubén Gamboa de Bernardi, doctor
Francisco Acevedo Toro, doctor
Claudio Santos, militante PS, Talca
Andrés Santander, dirigente PS
David Nayar, militante PS
Raúl Urrutia
Rigo Quezada
Daniel Ramirez
Luis García Alvarado
Luis Sierra Bosch
Darío Contador
María Inés Cavalla
Alejandra Gutiérrez Fuenzalida
Addis de la Torre
Benito Rodríguez Rodríguez
Hernán Coloma Andrews
Álvaro Díaz Parada, ingeniero comercial, Talca
Celinda Letelier Vásquez, Talca
Iván Vuskovic, Presidente Conupia
Humberto Solar, Vicepresidente Nacional Conupia
José Luis Ramírez, Secretario General Conupia
José Castillo, Tesorero Conupia
Pedro Davis, Protesorero Conupia
Pedro Alarcón, Director Nacional Conupia
Pablo Corvalán, Director Nacional Conupia
Aquiles Quiguallio, Vicepresidente I - II - III Región Conupia

Convocatoria: Cena de Camaradería

La transición chilena nos restituyó libertades y derechos básicos, pero ha terminado en una democracia incompleta e injusta. Finaliza un ciclo político, se inicia uno nuevo.
En este contexto, nuestro amigo y compañero Jorge Arrate ha encabezado una propuesta orientada a Unir Fuerzas para terminar con la exclusión y cambiar el modelo económico.
Con el propósito de impulsar estas ideas, te invitamos a una cena de camaradería y diálogo.
Este encuentro se realizará el 26 de octubre a las 20:30 horas en el Restaurante
La Piccola Italia, en Amunategui con Compañía
Adhesión $9.000
Santiago Octubre de 2007
Solicitud de adhesiones e información. 6967117 – 6717315 – 093769605
E-mail: unirfuerzas@gmail.com

CONVOCANTES
Sergio Aguiló, Diputado PS
René Alinco, Diputado PPD
Roberto Avila, Concejal Cerro Navia
María Soledad Barría, Ministra de Salud
Giorgio Boccardo, Presidente de la FECH
José Balmes, Premio Nacional de Artes Plásticas
Mireya Baltra, ex Ministra del Trabajo
Manuel Cabieses, Director Revista Punto Final
José Cademártori, ex Ministro de Economía
Emilio Carabantes, Presidente de CONADECUS
Marcos Cárdenas, Secretaría Relaciones Internacionales
Luis Casado, Representante del exterior en Comité Central del PS
Francisco Casas, performancista
Edgardo Condeza, ex Secretario General del PS
Marco Enríquez-Ominami, Diputado PS
María Ester Féres, Directora Centro de Estudios Laborales, U. Central
Jorge Gajardo, Concejal La Florida
Cecilia González, dirigente sindical
Marés González, Premio Nacional de Artes de la Representación
Patricio Herrera, Alcalde de TalcaNestor Jorquera, Presidente de la Confederación Minera
Kena Lorenzini, Corporación Humanas (Centro Regional de Derechos Humanos y Justicia de Género)
Arturo Martínez, Presidente CUT
Pia Matta, Presidenta Corp. La Morada
Esteban Maturana, Presidente CONFUSAM
Nivia Palma, Directora de Bibliotecas, Archivos y Museos
Jorge Pavez, Presidente del Colegio de Profesores
Javiera Pinto, Presidenta Centro de Alumnos Colegio Inmaculada Concepción, San Fernando
Roberto Pizarro, ex Ministro de Planificación
Rodrigo Pizarro, ex Director de TERRAM
Fanny Pollarolo, ex Diputada
Juan Ruz, Rector U. Academia de Humanismo Cristiano
Diego Sáez, ex Presidente Fed. Estudiantes U. Austral
Manuel Riesco, economista CENDA
Carlos Ruíz Encina, Profesor Universidad de Chile
Juan Pablo Sutherland, escritor
Malú Urriola, Premio Pablo Neruda de Poesía
Perla Wilson, Directora de Radio Tierra
Faride Zeran, Premio Nacional de Periodismo


martes, 2 de octubre de 2007

La herencia de Allende

Lo que más une a los socialistas es la figura del Allende defensor de La Moneda. Sin embargo la hoja de vida partidaria del militante Salvador Allende, un ser humano de carne y hueso, está repleta de pugnas y divisiones y, sin duda, el juicio de cada socialista sobre esos episodios no será idéntico. En cuanto al Allende líder de izquierda y Presidente de la República, genera también no pocos matices interpretativos.
Es deseable esa diversidad de opiniones. Allende, contrariamente a lo que algunos quieren, está lejos de ser capítulo cerrado. No lo digo por nostalgia, sino por el modo de mirar hacia el futuro. El debate sobre lo que significó la Unidad Popular, cuales fueron sus reales posibilidades de victoria y cómo fue su gobierno estará abierto por mucho tiempo, como ocurre con acontecimientos históricos complejos. Se trata de un hito en la vida del país, de un acontecimiento estelar en la memoria chilena del siglo XX. Hay claves allí para explicarse los últimos tres decenios de historia y también para definir las proyecciones para el tiempo que vendrá.
Allende héroe, Allende socialista de carne y hueso, Allende líder de un proyecto de izquierda. Tres posibles miradas.
Sólo la primera ha cristalizado en plenitud y ha traspasado las fronteras de Chile y de la izquierda chilena que lo apoyó. El monumento frente a La Moneda atestigua un reconocimiento nacional, no sólo de los suyos, al luchador de principios, al hombre capaz de entregar la vida por un proyecto político. Estatuas, calles, plazas y escuelas a través del mundo testimonian por su parte el homenaje internacional.
La herencia del Allende héroe es fundamentalmente ética. Alguien dijo que era una vara muy alta para los tiempos que vendrían. Pero hubo quienes lograron superarla. Mal que mal fueron muchos los socialistas o los militantes de otros partidos de izquierda que, en los años siguientes a la muerte de Allende, entregaron o arriesgaron su vida en la lucha contra la dictadura. Sin duda esa entrega encontraba inspiración en la consecuencia de un Allende que propuso la política como gran escenario donde los imperativos morales del hombre público o el luchador social son sometidos a la más dura prueba.
La segunda mirada, el Allende militante, descubre a un sujeto persistente, incansable luchador por su propio liderazgo, activo en muchas contiendas internas. Como él hubo varios, pero ninguno contribuyó tanto a desarrollar un movimiento de la amplitud y fortaleza del “allendismo”. El legado como militante y dirigente de partido resulta claro para mí: su lucha en el PS fue siempre sobre la base de ideas. Para él la contienda política era también una pugna por el poder, pero una lucha de ideas. Sus discrepancias con Grove en los cuarenta o sus confrontaciones con Ampuero en los cincuenta y sesenta, sus diferencias con Almeyda y Altamirano previas a la elección de 1970, tenían que ver con planteamientos políticos, con propuestas políticas.
El tercer Allende, el Allende jefe de un proyecto revolucionario “por sus fines”, como hubiera dicho Eugenio González, y pacífico en sus medios, ha generado debate e interpretaciones distintas en la izquierda. No es extraño. A diferencia de Ernesto Guevara, héroe revolucionario que convergió con su tiempo --- los años sesenta --- Allende estaba lejos de ser una clásica figura sesentista. Por el contrario, hombre siempre inserto en las instituciones, formal cuando se requería, informal hasta el límite de lo permitido, Allende se desenvolvía bien en el parlamento, en los grandes actos democráticos y populares o en el debate político nacional y no en los territorios que en ese tiempo muchos latinoamericanos preferían para su lucha: las sierras, los campos, los subterráneos de las urbes, los sitios recónditos de los suburbios pobres de nuestras ciudades capitales. El arma de Allende era su voz, su presencia, la transparencia de su mensaje, el voto que conquistaba, la organización social que contribuía a formar, no el fusil, el explosivo, el sabotaje o la irreverencia como conducta permanente ante el sistema.
Por otra parte, el proyecto que finalmente Allende logró impulsar parecía fundarse más en razonamientos políticos básicos y en la fuerza de una intuición ---correctos o no--- que en las elaboraciones del marxismo y del leninismo que caracterizaban los debates de aquel tiempo. Allende no compartía conceptos como “dictadura del proletariado” ni la idea de la inevitabilidad de la fuerza para romper un esquema de dominación de clase. Desde este punto de vista Allende parece, mirado hoy, como un crítico implícito del escolasticismo de los partidos de izquierda y de la sobreteorización que caracterizaba sus reflexiones.
Allende concibió una fuerza necesariamente superior a los dos grandes partidos marxistas, menos sectaria, más abarcadora. Y suscribió también, sin gran sofisticación teórica, un camino que pudiera llevarla a la victoria: el camino democrático, el recurso al sufragio universal. En cuatro candidaturas presidenciales recorrió entero un país en que no existían aún los medios audiovisuales o computacionales de hoy. Fue su presencia activa, su voz, su incansable bregar, lo que permitió trasmitir un mensaje que penetró la cultura y llegó a ser, en varios conceptos, dominante. Allende construyó hegemonía de izquierda y la defendió todos los días. Sólo Recabarren es comparable a Allende en cuanto al impacto en la historia del movimiento social chileno. Recabarren en una etapa germinal, sin ninguna posibilidad de alianza exitosa o de victoria, bregando con su espíritu fundacional en el interior de grupos pequeños y marginados. Allende con partidos más sólidos, en un cuadro nacional de apertura de espacios para las luchas sociales y en un contexto internacional, aunque enmarcado por la guerra fría entre dos superpotencias, caracterizado por un hemisferio sur rebelde, en pleno proceso de descolonización o de lucha por un desarrollo equitativo.
La visión de Allende logró momentos sorprendentes de síntesis. No obstante no ser un personaje “sesentista”, convivió fructíferamente con los años sesenta. Muestra de ello fue su apoyo y especial relación con la Revolución Cubana y sus líderes, su fraternal comprensión y aliento a los movimientos revolucionarios armados que surgieron en América Latina y su diálogo con el MIR. En el plano nacional, no obstante su propia sensibilidad teórica, estableció un entendimiento fundado en la confianza y las coincidencias políticas con el Partido Comunista.
En cambio la relación con el PS ha sido un capítulo siempre abierto en los debates sobre la UP y en él han intervenido también algunos de los más tenaces adversarios de Allende. Existe la tendencia a culpabilizar al PS por la diversidad de opiniones que expresaba, diversidad que algunos han pretendido transformar en una suerte de “abandono” u “oposición” a Allende. Nada más lejos de la verdad. Los principales colaboradores de Allende en su gobierno fueron socialistas y la dirección partidaria, que en instancias diversas expresó puntos de vista discrepantes, ejercía una función irrenunciable de los partidos: hacer valer sus puntos de vista, en particular a un Presidente de sus propias filas. Efectivamente el PS no actuó de modo ordenado, pero son pocas las organizaciones que lo hacen en momentos que adquieren un carácter revolucionario o que expresan tensiones sociales extremas.
La derecha ha alimentado esta visión con el único propósito de endosar a los derrotados por el golpe militar la responsabilidad del atentado antidemocrático y de sus secuelas. Entre los socialistas despunta a veces un sentimiento de culpa que no es del todo justificado y que va más allá de una necesaria autocrítica. Sí, en un proceso como ese hubiera sido deseable que el PS tuviera más fuerza, más organización, más dirección. Sí, también un gobierno que no hubiera cometido algunos de los errores en que incurrió y que pueden hoy, treinta y tres años después, ser examinados desde la tranquilidad de un escritorio. Pero los responsables principales de la brutal violación de las normas democráticas fueron la derecha y la política imperialista del gobierno de los Estados Unidos y no las equivocaciones o debilidades de la Unidad Popular o del Partido Socialista.
Allende, jefe de proyecto de izquierda, impulsó la tentativa dramática, la única en siglos de nuestra historia, de cambiar de veras el signo del poder en la sociedad chilena. El resultado final de esa experiencia no es para nada independiente de la profundidad del proyecto allendista y de su intención transformadora. Son estos elementos los que explican la reacción de los sectores dominantes y la secuela del golpe. Nuestras autocríticas, válidas y necesarias, no pueden olvidar este hecho.
El mundo actual es distinto a aquel que vivió Allende. Aquellos tiempos son un pasado irrepetible. Por lo demás, el propio Allende fue construyendo su visión sobre la base de nuevas experiencias y de contextos cambiantes. Allende no fue un personaje estacionario, sino creador. Sin embargo, miró el mundo y pensó Chile siempre desde un mismo sitio: el lugar de los dominados, los subordinados, los marginados, los desposeídos. La herencia que dejó Allende es la capacidad de pensar el futuro desde ese mismo lugar y no desde otro o por sobre los conflictos sociales. Los socialistas no pueden eximirse de hacerlo a menos que acepten negarse a si mismos.
(*) Jorge Arrate fue Presidente del Partido Socialista.

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