El origen de la contaminación de los cerdos con dioxinas es un hecho confuso y que dista mucho de ser una situación controlada, por ello la Liga Ciudadana de Consumidores (LCC) y la Corporación Nacional de Consumidores (CONADECUS) junto a sus pares ambientalistas OLCA y ECOCEANOS, han llamado a los consumidores a utilizar la única arma que tienen para proteger la salud de la familia NO CONSUMIR CARNE DE CERDO, como medida de precautoria.
La Subsecretaria de Salud, Jeanette Vega, recibió el 1º de septiembre a representantes de organizaciones de consumidores y ambientalistas para entregar información sobre el alcance de la contaminación de dioxinas en los cerdos, que generan cánceres a la próstata y a las mamas, entre otras enfermedades catastróficas.
Según ella, de un total de 50 predios productores de carne de cerdo en el país, 17 estarían sin dioxinas, 13 estarían contaminados y hay otras 20 que no se sabe, pues los resultados de las muestras aún no han llegado desde Canadá. En la ocasión no se informó quién tomó las muestras; en qué laboratorios se están analizando y cuál fue la metodología de análisis.
Fuentes de contaminación: un panorama confuso
Según la autoridad sanitaria, aunque aún no cuenta con los resultados de laboratorio, el origen de las dioxinas estaría en el alimento que se les dio a los cerdos, específicamente aceites contaminados.
Otra interpretación aparece en un inserto de la Universidad Mayor publicado en El Mercurio titulado “Carnes limpias para un mercado exigente”. El académico Carlos Valdovinos afirma que la fuente de la contaminación por dioxinas de los cerdos serían “aserrines con pentaclorofenol que se infiltraron en la comida de los animales.” El pentaclorofenol se habría usado por la industria forestal para combatir manchas y hongos en la madera.
En 2000, el SAG suspendió la importación, uso y comercialización de Pentaclorofenol. La medida fue adoptada tras comprobar sus efectos contaminantes en el suelo, cultivos y las aguas del sur del país. Pero, el pentaclorofenol es persistente y bioacumulable y según informes oficiales de Conama habría más de 1500 aserraderos y plantas de tratamiento de maderas contaminados.
A esas hipótesis habría que agregar otras dos que circulan insistentemente: la posibilidad de que los cerdos hayan sido contaminados con el alimento de soya transgénica argentina tratada con pesticidas clorados, o con harina de pescado contaminada. No existen resultados de laboratorio que confirmen o refuten dichas hipótesis.
El tema del origen de la contaminación de lo cerdos con dioxina es muy importante, pues permite con mejor claridad conocer las posibilidades de la permanencia de la contaminación y los modos de combatirla. Es llegar a la base del problema y de ese modo dimensionar la contaminación en toda su magnitud y determinar claramente donde persisten los focos de dioxinas. Mientras esto no se aclare nadie puede afirmar responsablemente que la población en Chile está fuera de riesgo. Todos estos elementos confusos han llevado a que los consumidores organizados llamen a no comprar cerdo temporalmente, como medida de precautoria.
La Subsecretaria de Salud, Jeanette Vega, recibió el 1º de septiembre a representantes de organizaciones de consumidores y ambientalistas para entregar información sobre el alcance de la contaminación de dioxinas en los cerdos, que generan cánceres a la próstata y a las mamas, entre otras enfermedades catastróficas.
Según ella, de un total de 50 predios productores de carne de cerdo en el país, 17 estarían sin dioxinas, 13 estarían contaminados y hay otras 20 que no se sabe, pues los resultados de las muestras aún no han llegado desde Canadá. En la ocasión no se informó quién tomó las muestras; en qué laboratorios se están analizando y cuál fue la metodología de análisis.
Fuentes de contaminación: un panorama confuso
Según la autoridad sanitaria, aunque aún no cuenta con los resultados de laboratorio, el origen de las dioxinas estaría en el alimento que se les dio a los cerdos, específicamente aceites contaminados.
Otra interpretación aparece en un inserto de la Universidad Mayor publicado en El Mercurio titulado “Carnes limpias para un mercado exigente”. El académico Carlos Valdovinos afirma que la fuente de la contaminación por dioxinas de los cerdos serían “aserrines con pentaclorofenol que se infiltraron en la comida de los animales.” El pentaclorofenol se habría usado por la industria forestal para combatir manchas y hongos en la madera.
En 2000, el SAG suspendió la importación, uso y comercialización de Pentaclorofenol. La medida fue adoptada tras comprobar sus efectos contaminantes en el suelo, cultivos y las aguas del sur del país. Pero, el pentaclorofenol es persistente y bioacumulable y según informes oficiales de Conama habría más de 1500 aserraderos y plantas de tratamiento de maderas contaminados.
A esas hipótesis habría que agregar otras dos que circulan insistentemente: la posibilidad de que los cerdos hayan sido contaminados con el alimento de soya transgénica argentina tratada con pesticidas clorados, o con harina de pescado contaminada. No existen resultados de laboratorio que confirmen o refuten dichas hipótesis.
El tema del origen de la contaminación de lo cerdos con dioxina es muy importante, pues permite con mejor claridad conocer las posibilidades de la permanencia de la contaminación y los modos de combatirla. Es llegar a la base del problema y de ese modo dimensionar la contaminación en toda su magnitud y determinar claramente donde persisten los focos de dioxinas. Mientras esto no se aclare nadie puede afirmar responsablemente que la población en Chile está fuera de riesgo. Todos estos elementos confusos han llevado a que los consumidores organizados llamen a no comprar cerdo temporalmente, como medida de precautoria.
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