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lunes, 21 de enero de 2008

El Partido Socialista como fuerza popular

El presente documento plantea los ejes programáticos, políticos y orgánicos que consideramos esenciales para impulsar el resurgimiento del Partido Socialista como fuerza popular.
Término de un ciclo político
1. Durante los 17 años de gobierno de la Concertación nuestro país ha vivido un período inédito de crecimiento económico.
Sin embargo, el elevado crecimiento no ha sido generoso con todos los chilenos ya que la riqueza se ha concentrado en unos pocos mientras las desigualdades sociales han alcanzado niveles intolerables. El modelo económico y el sistema político han construido una muralla que separa a los chilenos con peligrosas exclusiones, resentimientos, desesperanzas y protestas. La democracia, conquistada con tantos sacrificios, no ha servido para ampliar los espacios de representación y participación de todas las fuerzas políticas ni tampoco ha servido para que la sociedad civil se exprese orgánicamente, se ha convertido en suma en una democracia restringida.
2. Con Michelle Bachelet se abrieron condiciones inmejorables para atacar las desigualdades sociales, enfrentar la concentración económica y desafiar las restricciones existentes en el sistema político.
Sin embargo, ni el gobierno ni el Partido Socialista han sido capaces de aprovechar la oportunidad transformadora que ofrecen los excedentes generados por los altos precios del cobre, generándose una situación política aberrante en la cual la totalidad de los cuantiosos fondos han ido a parar al sistema financiero internacional. Tampoco se ha sabido utilizar a la mayoría parlamentaria para avanzar en reformas sustanciales. Y, no ha habido lucidez para potenciar políticamente la credibilidad social de la Presidenta. El gobierno presenta avances relevantes en paridad de género, políticas sobre salud reproductiva, aumento de las salas cunas y ampliación del Plan Auge. Sin embargo, estas iniciativas se han visto ensombrecidas tanto por los problemas heredados de la Administración Lagos como por las presiones del ala neoliberal del Gobierno, encabezada por el Ministro de Hacienda. La derecha y los empresarios, con el apoyo del Ministro de Hacienda, han frenado los cambios en educación, dilatan una decisión sobre el salario ético y la lucha contra las desigualdades sociales, perseveran en la defensa del aberrante sistema de la subcontratación de los trabajadores y han fortalecido el sistema privado de Pensiones (AFP).
3. Los dirigentes del Partido Socialista han sido complacientes con el modelo económico, no han tenido voluntad real para modificar el modelo político excluyente y tampoco han tenido mano firme para actuar contra los corruptos en el Gobierno y en las filas partidarias.
La actual conducción partidaria, lejos de promover los cambios que exige el país, consume sus iniciativas políticas en un mal entendido apoyo al Gobierno, que en vez de ayudar a Michelle Bachelet la ha afectado en su popularidad. Al mismo tiempo, esa conducción se encuentra encerrada en la calle Paris, sin vínculo alguno con las fuerzas vivas del país: los trabajadores, medioambientalistas, jóvenes secundarios y universitarios, pueblos originarios, organizaciones de consumidores, artistas y pobladores. La mayoría de la dirigencia socialista ha renunciado a toda propuesta transformadora y se encuentra alejada de la base social del país, dedica sus días a ocupar posiciones de poder y en operaciones políticas internas para perpetuarse en él. En estas condiciones, son desplazados de los locales partidarios los cuestionadores y los jóvenes. Nos encontramos entonces en un Partido Socialista con una militancia pasiva y dirigida por una oligarquía desligada de la realidad social. Esta forma de hacer política no es exclusiva de nuestro partido, lo que ha conducido al progresivo descrédito de la actividad política. La consolidación de una oligarquía partidaria, con métodos clientelares y autoritarios, junto al distanciamiento de las organizaciones sociales ha convertido al PS en un partido cupular que debilita su arraigo en el mundo popular y lo transforma en funcional al sistema político excluyente.
4. El ciclo político que restauró la democracia en 1990, no ha logrado desafiar el modelo económico
4.1. A pesar del esfuerzo por destinar más recursos y ampliar las oportunidades la educación para la mayoría de los chilenos es de baja calidad, mientras los sectores altos gastan mucho más que el Estado, para garantizar la continuidad de su predominio. El modelo económico-social ha consagrado un tipo de salud para atender a los ricos en clínicas tecnológicamente sofisticadas, junto a un servicio para pobres en hospitales de inferior calidad, con filas interminables de enfermos y médicos mal pagados. El modelo económico-social con sus AFP entrega a los ricos altas jubilaciones, pero pensiones de hambre para ancianos pobres y sectores de ingresos medios. Este es el neoliberalismo que divide a los chilenos.
4.2. El modelo económico-social ha debilitado y desprotegido a los trabajadores, a los consumidores y a los pequeños empresarios, dejando al arbitrio del gran capital el control, administración y manipulación del mercado. El Estado, desmantelado por la dictadura y sin vigor en los gobiernos de la Concertación, no ha sido capaz de nivelar el campo de juego a favor de los débiles. Se ha consolidado así el poder de los grupos económicos. Este es el neoliberalismo que divide a los chilenos.
4.3. La concentración económica y la política de las desigualdades harán explotar a nuestro país. La focalización de la pobreza, rostro social del modelo económico, ha dado por resultado la universalización de la desesperanza. La privatización de la salud, la educación y la previsión social han ampliado los espacios de ganancia a los empresarios, pero a costa de una profunda división de acceso a los servicios sociales básicos. Esa misma política de focalización ha acorralado territorialmente a los pobres en poblaciones alejadas de sus centros de trabajo y de los espacios físicos ocupados por los sectores de altos ingresos. En suma, el modelo neoliberal ha construido una muralla que divide a los chilenos según su origen social y cultural, que es éticamente inaceptable y que además coloca en peligro la estabilidad política del país.
5. El ciclo político que restauró la democracia en 1990 se ha cerrado con otra muralla divisoria: la mitad de los hombres y mujeres no participan en la vida política.
Los jóvenes no se inscriben en los registros electorales, muchos ciudadanos no llegan a votar y muchos sufragan nulo o blanco. La masiva ausencia del ejercicio ciudadano expresa el rechazo al sistema electoral binominal de quienes no se sienten representados por los dos bloques políticos mayoritarios. La ausencia también revela la insatisfacción de los jóvenes porque se les impide participar plenamente en los partidos políticos o se les excluye en puestos de representación pública, para asegurar a las cúpulas políticas su eternización en el poder. Finalmente, la ausencia de las elecciones expresa el rechazo ciudadano a que los parlamentarios gracias al binominal sean, en la práctica, elegidos al interior de los partidos políticos, lo que hace perder toda relevancia el escrutinio de la ciudadanía. Las modificaciones sucesivas a la Constitución de Pinochet no erradicaron el aberrante sistema electoral binominal.
6. Durante el ciclo político iniciado en 1990 ha habido severas manifestaciones de corrupción en el sector público y ha tendido a hacerse natural una malsana relación entre la política y los negocios.
Con la presencia de destacados políticos de la Concertación en los directorios de las grandes empresas nacionales y transnacionales un gran activo del socialismo chileno que era su ética a toda prueba, ha sido colocado en cuestión. La democracia, por otra parte, ha sido invadida por el mercado y la política privada de su dignidad.
7. Durante los gobiernos de la Concertación no ha habido mayor preocupación por fortalecer nuestras relaciones con los países de América Latina y sí, en cambio, con los EEUU. Las máximas direcciones del partido, pese a su declaración de principios latinoamericanistas, tampoco han manifestado una firme voluntad política por revertir esta situación.
8. La transición a la democracia concluyó con la consolidación de un Estado excluyente, una democracia a medias y un modelo económico con claro sesgo neoliberal .
Estas materias no son nuevas y han estado presente desde hace años en el debate al interior de la propia Concertación, pero ahora se manifiesta con más fuerza porque la protesta se ha transformado en movilizaciones masivas gracias a los estudiantes de la enseñanza media y a los trabajadores del cobre. Ello, unido a los radicales cambios políticos que se han dado en los países de América Latina, nos anuncian la urgencia de iniciar un nuevo ciclo político para enfrentar los desafíos del tiempo presente.
Iniciar un nuevo ciclo político
LA ESTRATEGIA
8.- Somos partidarios de identificar con claridad una estrategia democrática avanzada que asuma los principios de la doctrina socialista como base de nuestra propuesta.
No pretendemos que las tareas socialistas (de un socialismo que se requiere prefigurar en sus aspectos centrales) estén hoy a la orden del día. Lo que estamos señalando es que los socialistas debemos ajustar nuestra conducta política y nuestro quehacer a principios. Los principios que expresan nuestra historia y cultura debieran ser: apoyo a toda política que beneficie a los trabajadores, apoyo a los procesos democráticos y populares en América Latina, apoyo a las alianzas amplias de izquierda y de centro izquierda, rechazo a las privatizaciones, repudio a la políticas atomizadoras del Estado, defensa irrestricta de los Derechos Humanos (incluido el rechazo a la represión y la muerte de trabajadores), cuestionamiento claro de toda política neoliberal abierta o encubierta
LA TACTICA
9.- La idea matriz de una Nueva Democracia como eje ordenador estratégico requiere necesariamente el alineamiento de fuerzas sociales y políticas en pos de una nueva Constitución y del término inmediato de la exclusión con el cambio del sistema binominal, base sobre la cual se sustenta el poder de la derecha y la gran burguesía.
10.-Se requiere un nuevo y más amplio acuerdo político y social para atacar la concentración económica, enfrentar las desigualdades sociales y las exclusiones políticas.
Es preciso Unir Fuerzas democráticas y populares, desde la Concertación hasta la "izquierda extraparlamentaria", y a un segmento importante de los no inscritos a quienes es preciso reconquistar en torno a un compromiso efectivo con la sociedad civil, para derogar la constitución antidemocrática que nos impuso la dictadura, reemplazar el actual sistema electoral excluyente, y avanzar con éxito hacia un nuevo modelo de desarrollo, que anteponga a las personas por sobre las cosas, y a los derechos humanos por sobre el derecho de propiedad.
11.- El próximo Congreso debe proponerse derogar la Constitución del 80.
La actual Constitución sigue siendo una camisa de fuerza en contra de los intereses democráticos de las grandes mayorías, tanto por el excluyente sistema electoral binominal como porque consagra un "Estado Subsidiario" para proteger al modelo neoliberal. Debemos eliminar las rigideces constitucionales que le impiden al Estado desplegar iniciativas económicas y actuar con flexibilidad a favor de los sectores económicos más desmedrados. De la misma forma una Nueva Constitución debe asumir el respeto por el medio ambiente, el desarrollo económico sustentable y el compromiso con el Planeta.
A su vez los legítimos intereses democráticos, económicos, políticos y culturales de las diversas etnias deben ser reconocidas en la Nueva Constitución
12. El próximo Congreso debe imponer de forma clara y categórica su disposición a luchar contra la corrupción.
Aquí no puede haber vacilaciones ni doble estándar. Hay que rechazar ese lobismo que utiliza a políticos cesantes para incidir en las decisiones públicas a favor de los empresarios. Es preciso terminar con los vasos comunicantes entre la política y los negocios, que se manifiesta en la creciente participación de ministros, subsecretarios y superintendentes de entidades reguladoras, de los gobiernos de la Concertación, en directorios de empresas transnacionales, Isapres, AFP y Bancos. Sólo con posturas decentes y categóricas podremos frenar el poder fáctico del empresariado que corroe la sociedad chilena y que debilita la ética de nuestro Partido.
13.- El próximo congreso debe proponer la construcción de un nuevo modelo de desarrollo que enfrente la concentración del poder económico, que fortalezca a los sectores económicos más débiles y cierre la brecha de las desigualdades sociales.
Será preciso transformar el patrón productivo exportador de materias primas para convertirlo en un patrón productivo diversificado, con énfasis en actividades generadoras de mayor valor agregado nacional y con creación estructural de empleo.
Debemos apuntar al reemplazo de la actual estructura económica por una economía mixta donde existan varias áreas de propiedad (estatal, privada, mixta, social, cooperativa). Los recientes ejemplos en otros países latinoamericanos demuestran que es factible romper con la ortodoxia neoliberal. En este mismo sentido urge una nueva política de nacionalización de nuestras riquezas básicas, con nuevas normas sobre propiedad, tal como ha ocurrido en Bolivia y Venezuela.
Un nuevo modelo de desarrollo deberá terminar con las políticas de focalización social, apuntando a la inclusión de todos los niños en un mismo sistema educacional, con un sistema de salud que atienda por igual a los enfermos, independientemente de su origen social, y con un sistema de jubilaciones que entregue condiciones dignas de vejez a todos los chilenos.
Además, un nuevo modelo de desarrollo deberá contar con un Estado que con sus políticas públicas apoye el fortalecimiento de las organizaciones sindicales, fortalezca las posiciones de los pequeños empresarios y potencie la organización de la sociedad civil a lo largo y ancho del país. Finalmente, un nuevo modelo de desarrollo, de beneficio para todos los chilenos, requerirá, sin duda, un sistema impositivo, de carácter progresivo, que aumente paulatinamente el aporte de los sectores de ingresos más ricos y de las grandes empresas para financiar políticas sociales inclusivas y políticas de fomento a favor de los pequeños empresarios. Así se hizo, y con éxito, en España. Así es en Nueva Zelanda y en otros países que suelen utilizarse como referencia positiva para Chile.
La construcción de un nuevo modelo de desarrollo es una tarea de envergadura. Habrá que desafiar intereses poderosos, de grandes empresarios, de políticos y de economistas, de fuera y dentro de la Concertación, que por razones económicas o por razones ideológicas defienden el modelo neoliberal.
El nuevo ciclo y el Partido Socialista
14. Proponemos una revolución orgánica en el Partido Socialista, con el fin de transparentar las relaciones internas, centrar el esfuerzo partidario en las organizaciones sociales y facilitar el acceso de la sociedad civil dentro de la organización.
Estamos cansados con la manipulación del padrón de militantes que en muchas oportunidades ha sido la base de fraudes electorales, basados en la existencia de “militantes” fantasmas, cuya única vinculación con el partido se limita a ser “acarreados” y usados como masa de maniobra en elecciones internas y conforme a los intereses coyunturales de un “cacique” o de alguna de las fracciones internas. Esto debe terminar.

Por nuestra parte, tenemos la decidida voluntad política de regenerar el Partido Socialista y estamos resueltos a romper la hegemonía de los grupos de poder El solo hecho que varias de las medidas orgánicas que aquí se proponen, estén ya consagradas en la letra o el espíritu de nuestros Estatutos, o que hayan sido materia de resoluciones de anteriores eventos, demuestra la urgencia de una militancia activa y de una dirigencia capaces de hacerlas respetar. Para marchar en esta dirección proponemos:
a) La relación entre los afiliados y el partido debe darse en diferentes categorías, con sus respectivos derechos y obligaciones: militantes activos, afiliados al padrón, afiliados a causas temporales, simpatizantes y amigos del partido. Además debemos reconocer diferente tipos de militancia activa: territorial, temática, por organización social y hasta coyuntural.
b) El PS debe modificar radicalmente su estructura orgánica, para incorporar en sus diferentes niveles de dirección (nacional, regional y comunal) la presencia de dirigentes sociales, sobre la base de la legitimidad que emana de sus liderazgos de representación popular. El PS no solo debe abrir espacio en su orgánica a los dirigentes sociales, sino acercar su organización hacia las comunidades en su accionar cotidiano. En todo lugar en los que se genere actividad socialmente organizada es menester crear mecanismos para auscultar la voz del pueblo. La participación tiene que entenderse como la capacidad de aportar a los procesos decisión y no sólo como un mecanismo para validar opiniones y decisiones de las cúpulas del partido o del gobierno.
c) Todos los militantes que ocupen cargos públicos de representación popular o de gobierno deben rendir cuenta periódica de su gestión ante sus electores. Junto a ello es preciso contemplar mecanismos de consulta al partido y a sus electores antes de definir sus cursos de acción sobre los temas que deban abordar en el ejercicio de sus cargos.
d) El acceso a los cargos debe considerar en todo momento la igualdad de oportunidades para todos los militantes, sin importar su edad, sexo u origen social. Para ello es imprescindible desarrollar una política sistemática de formación de líderes políticos y sociales.
15.- Como primera etapa de esta revolución orgánica proponemos que el Congreso adopte los acuerdos siguientes:
a) La constitución de un Tribunal Supremo auténticamente autónomo, constituido por los ex Presidentes del Partido y por un número de miembros que sean individualmente aprobados por el Congreso con un voto superior a los dos tercios de los delegados.
b) La inmediata organización de un Programa de Formación Política para jóvenes que permita diplomar a 10.000 jóvenes en el período de un año.
c) Impulsar una política global de comunicaciones, que contemple la adquisición y administración de una radio emisora de gran alcance, junto a radios regionales y provinciales.
d) Formalizar el método de elecciones primarias vinculantes para designar los candidatos del Partido a los diversos eventos electorales.
e) La aprobación de normas que impidan la permanencia indefinida de los dirigentes en cargos partidarios y de representación.
f) La incorporación de dirigentes sociales elegidos en eventos democráticos y con suficiente legitimidad, a niveles de dirección partidaria.
g) Ratificar el principio de la representación de mayorías y minorías en todos los órganos de dirección partidaria para que no se repita así a la situación lamentable del último Congreso.
h) Instamos a la comisión Organizadora del Congreso a garantizar que los debates congresales en las comunas se realicen efectivamente y que la elección de los delegados a nuestra máxima instancia de decisión partidaria sea fruto y consecuencia del debate político efectivo y no del acarreo. En todas las comunas del país, quienes voten deben ser los que han participado efectivamente en el proceso de discusión interna y con presencia efectiva y demostrada.
En resumen, el debate del próximo Congreso del Partido debe apuntar a cuatro cuestiones centrales:
Comprometerse con el país para redactar una nueva Constitución, que sea plebiscitada y aprobada por la mayoría nacional.
Comprometerse a modificar el modelo económico actual así como avanzar en lo inmediato con reformas que favorezcan a los sectores sociales golpeados por el modelo.
Definir un camino claro de lucha contra la corrupción.
Resolver la grave crisis de conducción partidaria y la carencia de una línea política con perspectiva de futuro.
El accionar del PS debe modificarse. Debe salir de su ensimismamiento en la calle Paris y volcarse a apoyar las luchas de los trabajadores, los pequeños empresarios y atender las demandas ciudadanas de medioambientalistas, consumidores, estudiantes, jubilados, exonerados y pueblos originarios. Es en el trabajo con las organizaciones sociales donde está el sentido permanente del Partido.
Noviembre 2007

JORGE ARRATE
PATRICIA ABARZUA
SERGIO AGUILO
MARCO ENRIQUEZ OMINAMI
RUBEN ANDINO
LAURA GOMEZ
ALFONSO GUERRA
FERNANDO QUIROGA
GUSTAVO OGALDE
JUAN ORTEGA
LUIS SIERRA
GONZALO NEIRA
EDUARDO GUTIERREZ
HUGO BORDOLI
TITO PIZARRO

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