Arrate a las primarias de la izquierda

Columna de Hugo Mery

Publicado el 14 Ene 2009
Los designios del escalonismo no dejaron alternativa a quien fuera miembro de los gobiernos de la UP y la Concertación. Su renuncia al PS amplía el abanico de figuras y fuerzas de una izquierda que puede jugar un rol decisivo en los planos presidencial, parlamentario, programático y social.
El plan B en la estrategia de Jorge Arrate era renunciar al partido Socialista si éste se cerraba a un entendimiento para reconstituir una fuerza de izquierda. El sabía que era difícil que la federación de tendencias que actualmente controla ese partido acogiera su planteamiento de que la Concertación llevase dos candidatos en primera vuelta: uno de centro –Frei, Lagos o Insulza- y otro de izquierda –un militante socialista como él-, con un pacto parlamentario y otro para apoyarse mutuamente, como asegura que lo hicieron Allende y Tomic en 1970.
La idea era quimérica y por eso Arrate nunca consideró realmente la posibilidad de participar en la convención presidencial del PS de este fin de semana, porque percibió que estaba cocinada por Escalona y los suyos para proclamar a Insulza y, fracasada la operación de levantar esta carta propia, para proclamar, en subsidio, a Frei. Pero la insistencia de los radicales y los díscolos del “progresismo” para que se realicen las primarias de la Concertación -que las dirigencias previeron para abril antes de la bajada de Insulza-, se abrió la posibilidad de presentarse en ellas sin el patrocinio partidario y con el respaldo de un número determinado de parlamentarios o ediles.
Si Arrate u otro candidato contaban con respaldos suficientes es algo que no se alcanzó a calcular finamente. Porque si bien los dirigentes socialistas, decés y pepedés acordaron mantener la palabra empeñada, retiraron, al mismo tiempo, la cláusula que permitía presentarse sin la proclamación por los respectivos partidos. Es decir, si ya las primarias no eran suficientemente competitivas -visto el inminente apoyo de las cúpulas socialista y PPD al abanderado democratacristiano- ahora lo serán menos, porque la limitarán a un duelo desigual entre Frei y José Antonio Gómez, el líder radical.
Recogiendo los conceptos del parlamentario Marco Enríquez-Ominami- la mayoría de la Junta concertacionista construye un Estado de Derecho según las circunstancias y a medida de los intereses cupulares. Ahora ese díscolo diputado socialista de 35 años no podrá ser el Obama del progresismo chileno, a menos que decida renunciar también a su partido y engrosar la lista de precandidatos de las primarias que se visualizan en la izquierda no oficialista.
Con la decisión del ex ministro Arrate se abre un amplio abanico no sólo de nombres, sino de fuerzas ampliadas para constituir una alternativa de izquierda en una elección en que habrá tres participantes de origen DC, como son Piñera, Zaldívar y Frei. Ya éste sufrió la deserción de la izquierda en la elección en que fue ungido Presidente. Aquella se dio el lujo de llevar tres candidatos en 1993 –sin abrirle la puerta de La Moneda a la derecha, porque el electorado más conservador se dividió entre Arturo Alessandri Besa y Eduardo Frei Ruiz-Tagle-.
Ahora esa izquierda consolidada tiene la oportunidad de ungir un abanderado único, que potencie sus posibilidades como fuerza política decisiva por su caudal electoral en la lucha presidencial y parlamentaria, pero también por la influencia que puede ejercer en los planos programático y social. Arrate llega con un buen apronte a la confluencia de esa fuerza, porque como allendista y concertacionista histórico visualiza la superación de ambas experiencias en pos de la unidad política y social del pueblo a la manera de Tomic y eso es algo que tanto los comunistas como las nuevas generaciones de izquierda pueden considerar con interés.
hugomery@terra.cl