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miércoles, 2 de abril de 2008

Roberto Pizarro polemiza con Antonio Cortés

¿Candidatura resuelta?

Roberto Pizarro

Según Cortés Terzi, analista político socialista, la candidatura de la Concertación ya se encuentra resuelta. Ésta le correspondería a la Democracia Cristiana y su mejor opción es Soledad Alvear. Sus argumentos conceptualizan preocupaciones que se escuchan en los pasillos del establishment político desde hace algún tiempo aunque hasta ahora nadie se había atrevido a hacer explícitos.

Cuatro argumentos nos entrega Cortés Terzi para sostener su afirmación. El agotamiento de la Concertación y su inevitable repliegue hacia las máquinas burocráticas; las crecientes desafecciones; la pasión por seguir gobernando junto al temor que la pérdida del gobierno conduciría a una crisis de dimensiones imprevisibles; y, el escaso tiempo para refundarse como conglomerado y revertir el debilitamiento en curso. Junto a estos cuatro argumentos se sostiene que el gobierno de Michelle Bachelet, a pesar de sus intenciones, no pudo revertir el proceso de declinación de la Concertación. En consecuencia, no existe margen para “candidaturas providenciales” y dada la naturaleza del actual gobierno no se puede esperar una gran obra que modifique el escenario. Así las cosas, todo indicaría que la Concertación apuntará en los próximos meses a fortalecer sus máquinas políticas para evitar nuevas fugas y frenar la dispersión. La conclusión que Cortés Terzi deriva de esta caracterización es que la tarea presente sería cuidar a la Democracia Cristiana y apoyar la candidatura de Soledad Alvear.

Cortés Terzi revela lucidez al poner en evidencia el agotamiento político de la Concertación. Sin embargo, su visión inmediatista conduce, en mi opinión, a acelerar aún más el desgaste de la Concertación, frenando al mismo tiempo la oportunidad histórica de construir un bloque de fuerzas para derrotar a la derecha y provocar los cambios políticos y económicos que la ciudadanía está demandando.

El agotamiento de la Concertación y la consecuente desafección militante y ciudadana son consecuencia de problemas de fondo que el conglomerado en el gobierno no ha sabido enfrentar. En primer lugar, su manifiesta incapacidad para desafiar las exclusiones políticas ha reducido a sus partidos políticos a una mínima expresión y ha envejecido a su activo militante; al mismo tiempo, las vacilaciones de la Concertación por modificar el sistema binominal han restringido la participación electoral a un magro 50%. En segundo lugar, la acelerada concentración económica y la presencia de desigualdades intolerables han colocado dudas en la ciudadanía sobre el carácter progresista del conglomerado de gobierno en materias económico-sociales. En tercer lugar, los sonados hechos de corrupción en instituciones gubernamentales y los vínculos de personeros de la Concertación con grupos económicos han tendido un manto de olvido sobre los negociados que caracterizaron al régimen de Pinochet, a sus políticos y economistas.

Como el agotamiento de la Concertación radica en esas poderosas razones, a diferencia de lo que piensa Cortés Terzi las respuestas deben ser de fondo y consecuentemente se encuentran fuera de esa “jaula de hierro” que le ha impedido enfrentar las exclusiones políticas, las desigualdades y la corrupción. Precisamente se trata de trascender los límites dentro de los que se ha movido la Concertación hasta ahora. Por tanto, es ingenuo pensar que un candidato tradicional y el repliegue a las “maquinas políticas” le ofrece a la Concertación alguna oportunidad para mantenerse en el poder. El único camino posible para derrotar a la derecha es salir del inmovilismo, con un nuevo programa de transformaciones económicas y sociales que coloque en su centro a los trabajadores, a los pequeños empresarios y a las capas medias. Y además con un programa político que le entregue a los jóvenes y a los excluidos una reincorporación a la vida política nacional. Por cierto, a ello debe agregarse la recuperación de una ética de “manos limpias” que cierre las puertas a todo vínculo entre política y negocios y que sea implacable con cualquier funcionario público corrupto.

Para que ese programa transformador se haga efectivo hay que salir de los límites estrechos del “activo militante” y acercarse a los desencantados, ampliar el arco de fuerzas más allá de la Concertación con los sectores extraparlamentarios, con los jóvenes y con todos aquellos sectores y organizaciones sociales que han sufrido las desigualdades del modelo económico y político en curso. Ello sólo se podrá lograr con figuras políticas no complacientes, que piensen en el país antes que en acceder al poder a cualquier costo, con osadía para impulsar las transformaciones que el país requiere y que estén abiertas a competir en todas las instancias de la vida política nacional: al interior de los partidos, en la Concertación y fuera de ésta. Sólo así será posible derrotar a la derecha.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, es un escándalo. Cortés Terzi quiere pasarsae por el aro a todos los socialistas.

Anónimo dijo...

Bien Pizarro, como siempre.

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

Claramente el cálculo electoral que realiza Cortez Terzi es inmediatista, y no de largo plazo.

La propuesta de apoyar a Alvear sólo pretende la mantención de la Concertación en el poder, pero no implica una reestructuración de las bases dirigentes, ni del marco institucional y político en que la coalición ha operado por 18 años.

Probablemente, la medida podría ser efectiva en cuanto elecciones -tampoco es seguro que así sea- pero es también probable que el agotamiento que lleva la coalición se aplique a Alvear siendo presidenta.

Es decir, el agotamiento de la Concertación no se resuelve cambiando rostros en puestos de poder, sino que cambiando el proyecto político y de país que tiene.

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