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lunes, 31 de marzo de 2008

Sigue debate en la Concertación: la candidatura está revuelta

Escribe Luis CASADO

Jacques Sapir afirma que uno de los peores abusos que comete la teoría económica estándar es la de pretender que la “racionalidad económica” debe imponerle su ley a decisiones que son de orden político o social.
Esta ilusión antidemocrática encuentra su justificación en dos errores: el que conduce a creer que existe una racionalidad económica entendida como un comportamiento de maximización, y el que consiste en creer que las decisiones económicas son disociables de sus implicaciones políticas y sociales.
Esto explica, al menos en parte, que la prensa chilena use y abuse de una multitud de auto designados “expertos” que juzgan, ex cáthedra, de lo que es bueno y de lo que es malo para el personal.
Gracias a la opinión de los “expertos” se puede dejar al margen de las decisiones económicas a los poderes ejecutivo y legislativo, en otras palabras a la representación soberana de la nación. O si prefieres, a la nación entera.
No deja de ser curioso que, utilizando un manojillo de sofismas no muy elaborados se intente cometer el mismo abuso en materias que, a priori, son de orden puramente político.
Así, Antonio Cortés Terzi, en una nota titulada “Concertación: la candidatura está resuelta”, intenta persuadirnos de que su opinión experta puede y debe sustituirse a la palabra ciudadana libremente expresada:
“Si se hacen proyecciones en estricta racionalidad y lógica política, la cuestión de la candidatura presidencial de la Concertación ya está resuelta y el margen de incertidumbre al respecto queda reducido a la eventualidad de sucesos azarosos y a los sobresaltos que pudieran producir las veleidades de algunos presidenciables”.
Una sana y diurética carcajada no debe impedirle a uno notar que el autor de lo que precede se auto designa detentor de una “estricta racionalidad y lógica política”, probablemente en oposición a quienes por pensar en modo diferente son, debiesen ser evidentemente, irracionales e ilógicos.
Cortés Terzi no solo intenta evitarnos la dura y agobiante tarea de designar a nuestros representantes (para eso está él), sino que además nos previene del carácter o comportamiento caprichoso y voluble, de la inconstancia y de la ligereza (no otra cosa quiere decir “veleidad”), de quién pudiese pretender al título de canditato presidencial al margen de su ciencia infusa.
De modo que uno no puede sino preguntarse: ¿Que queda de la participación democrática cuando un iluminado hiper lúcido determina en nombre de todos?
Habida cuenta del rol de iluminado hiper lúcido que él mismo se asigna, puede que a Cortés Terzi esta pregunta no le haya rozado la superficie del cortex cerebral y ya es de lamentar en tan valeroso defensor de la democracia.
Cortés Terzi la juega en plan drama griego: de nada sirve conocer la trama y el drama que se avecina, el terrible fin está escrito de antemano:
“El accionar y el desenvolvimiento político y político-electoral de la Concertación está extremadamente condicionado por cuatro factores que configuran una suerte de "jaula de hierro"”.
“Jaula de hierro”, ¿quién puede nada contra una “jaula de hierro”?
Veamos los argumentos de Cortés Terzi:
“El primer factor son los grados de agotamiento a los que ha llegado en cuanto a fuerza intelectual, política, social, programática y orgánica. Si bien ese agotamiento no es absoluto, lo que le resta son sólo sus reservas y sus maquinarias burocráticas que operan inercialmente”.
Se ve que a Cortés Terzi no le puedes ocultar nada. El agotamiento de la Concertación, Jorge Arrate, entre otros, ha tenido el mérito de decirlo, de constatarlo, antes que nadie. Sigamos:
“El segundo factor radica en el inexorable proceso de descomposición que incuba, y que la amenaza con más muestras de desafecciones, centrifugacidades o simples anomias colectivas y de elites, sólo se compensa en parte por la fidelidad de una adhesión popular irrenunciablemente antiderechista”.
A Cortés Terzi tampoco le puedes acusar de pesimista visto que a su juicio el único recurso que le queda a una Concertación en “inexorable proceso de descomposición” (son sus palabras), es confiar en la lealtad democrática de un pueblo que él mismo llama a cortocircuitar a la hora de designar los líderes... ¡Bravo!
“El tercer factor es el "imperativo categórico" de seguir gobernando y que le surge no sólo de la "tentación del poder", sino de la autoconciencia al menos en sectores dirigentes que la pérdida del Gobierno, muy probablemente la induciría a una crisis de dimensiones imprevisibles, pero que obviamente no sería menor, ni para ella ni para sus partidos”.
Ya puestos a opinar y decidir en lugar de los ciudadanos, ¿porqué no jugarla filosófica? De ese modo queda en evidencia el caracter “técnico” de la reflexión, tecnicidad que está tan cerca de Cortés Terzi y tan poco al alcance del personal.
Solo que al utilizar un concepto central en la ética Kantiana uno se queda con la impresion de que Cortés terzi confundió el “imperativo categórico” con el “imperativo hipotético” y ahí ya la tenemos liada.
El “imperativo categórico” expresa una orden absoluta de la cual, en cuanto ser moral, no se puede huir. Para Kant, Un imperativo categórico denota una obligación absoluta e incondicional, que ejerce su autoridad en todas las circunstancias, ya que es autosuficiente y no necesita justificación externa. ¿El poder por el poder? Hagamosle la amabilidad a Cortés Terzi de no imputarle tales extremos.
Por su parte, el “imperativo hipotético” expresa una orden condicionada: si se quiere obtener un resultado dado, se debe emprender una acción determinada, y esto parece querer señalar el “tercer factor” cortésterziano.
El deseo de evitar una “crisis de dimensiones imprevisibles”, en otras palabras “perder la teta”, con el perdón, es la hipótesis que según Cortés Terzi es inaceptable “al menos en sectores dirigentes” y, en tanto “imperativo hipotético”, contribuye a la formación de la “jaula de hierro”.
Queda pues, el “cuarto factor”, no menos digno de interés:
“Y el cuarto factor es la falta de tiempos cuantitativos o cualitativos para desarrollar con éxito políticas y procesos renovadores, reconstructivos o refundacionales que le permitieran revertir su debilitamiento y empequeñecimiento, salir de la "jaula de hierro" y enfrentar las próximas elecciones presidenciales revitalizada como una "nueva fuerza"”.
Sí, sí, has leído bien. Después de dieciocho años de chapuzas no queda tiempo para hacerlo bien, ganar en credibilidad y, como dicen los pugilistas, “salir pegando”.
El caracter serio e intelectual de la nota de Cortés Terzi me impide lanzarle la tan chilena y conocida pulla: “¡No me ayude compadre!”. Por eso no la he lanzado.
No solo manazas, chapuzas, gaffes, máximos chambonez, sino además retardados del cuesco. Lo no dicho: “¡No me ayude compadre!”.
Por otra parte se ve que Cortés Terzi tiene una alta opinión de la presidenta:
“En gran medida, ese proceso se visualizaba realizable en el Gobierno Bachelet. Pero por el empantanamiento en que se sumió el Gobierno en sus dos primeros años, por las resistencias que le plantearon tanto las elites tradicionales como la ritualidad burocrática de la Concertación y por la carencia de proyectos, liderazgos y ánimos que impulsaran el proceso, el hecho es que la declinación no se asumió y, por lo mismo, ésta siguió su marcha hasta el punto en que se convirtió en una situación sólida y permanente. Hoy pareciera más arriesgado pretender modificarla que conformarse con ella y administrarla”.
Por pura caridad cristiana no le agregaremos nada a tan sublime descripción de la incompetencia, falta de autoridad, ausencia de voluntad y déficit de lucidez de su excelencia. En una de esas Escalona tiene razón: hay quién no comulga con Michelle.
De modo que henos aquí encerrados en la “jaula de hierro”, no se te ocurra moverte, de lo que va el tema es del síndrome del señor feudal sitiado en su Donjon, acumulemos vituallas, juntemos agua, venid siervos de la gleba y ¡resistid!
Ya conoces el discurso de Mussolini: “¡Armiamoci e partite!”. ¡Sacré Antonio!
Si no me crees, lee lo que sigue:
“Con este estado de cosas, la Concertación no puede moverse más allá de los espacios que tiene dentro de su "jaula de hierro". Y una jaula puede ser una buena protección cuando se está amenazado de desalojo”.
Se ve que Cortés Terzi ignora la existencia de Vauban (1633–1707), el genial ingeniero militar del Rey Sol, Louis XIV. Sébastien le Prestre de Vauban no solo fue un genio de las construcciones y fortificaciones militares sino también un as de la toma de ciudades y fortalezas amuralladas. Una “jaula de hierro” no le hubiese aguantado a Vauban lo que el tierno himen a una erección priápica. Cortés Terzi, atrasado de un par de guerras, no ha oído hablar de la guerra de movimientos.
Puede que por esa razón insista:
“Trazar estrategias desde esa posición no es fácil ni cómodo. En consecuencia, el asunto demanda respuestas muy simples en su elaboración y ejecución. Así, por ejemplo, no sería compatible con una estrategia de esa naturaleza especular con candidaturas providenciales. Ni tampoco es aconsejable esperar que la magnificencia de una obra gubernamental transforme radicalmente el escenario”.
¡Y que lo digas, Artigas!
Respuestas simples, puede que sí. Pero en ningún caso “simplistas”. Que el gobierno reconocidamente chapuza no sea capaz de una obra “magnificente”, ¡sea!
Pero utilizar toda esta cháchara insustancial para convencernos de la vanidad de la voluntad política... Del caracter “especulativo” y “providencial” de una candidatura presidencial que no se ajuste a los “cuatro factores” cortésterzianos... ¿Qué fuma Cortés Terzi? ¿Eh? ¿Que fuma?
Liado en su “jaula de hierro” (al menos la de Miguel Aceves Mejía era de oro), Cortés Terzi persiste y firma:
“Una estrategia desde la "jaula" sugiere dos medidas preventivas cruciales: de un lado, asegurar que las reservas y maquinarias disponibles para la Concertación estén en condiciones de movilizarse en un sentido sinérgico, y de otro lado, evitar que se produzcan más fugas o deserciones.
Ahora bien, si a pesar del cuadro de debilitamiento el objetivo central de la estrategia es ganar las elecciones presidenciales para impedir el riesgo de una "crisis catastrófica" de la centro-izquierda, entonces habría que privilegiar el cuidado de los espacios y lugares más vulnerables a las fugas. Y, dicho sin más alegorías, esos espacios y lugares están en la DC. En otras palabras, la consigna de la estrategia, necesariamente, debería ser: "Hay que cuidar a la DC"”.
Todo el mundo, incluso Cortés Terzi, sabe que el hilo se corta por lo más delgado. De este solidísimo punto de partida Cortés Terzi saca la conclusión que hay que favorecer a lo más podrido, a lo más “veleidoso”, a lo más “vulnerable”(sic), en otras palabras a lo más delicuescente de la Concertación, o sea a la DC.
Los democratacristianos apreciarán. Una vez más “¡No me ayude compadre!”, o bien “delicuescente tu abuelita”, eso ya es según.
Y ahora concentra la mirada porque el pase mágico va a ser muy rápido, en una de esas no ves nada:
“Se desprende que, bajo tal consigna, la candidatura presidencial de la Concertación tendría que salir de las filas de ese partido. Simplemente, porque si así no ocurriera es muy grande la posibilidad de que la DC lleve candidatura a la primera vuelta. De lo contrario, su desangramiento en militancia y votos es casi un dato dado”.
Casi... Como decía el otro: “Si no es por el casi...”
Por si no hubieses comprendido a la primera, (también hay espíritus lentos y como ha quedado dicho más arriba se ve que hay algunos “retardados del cuesco”), Cortés Terzi se hace explícito:
Es obvio que, hoy por hoy, al hablar de candidatura DC se está hablando de Soledad Alvear.
¡No! ¿De verdad? Joder, Antonio, que si no lo dices... en una de esas no nos enteramos. Pero visto así... es lo que se llama obvio, evidente, claro, patente, indiscutible, indudable, irrebatible y, como decía mi profe de castellano: irredargüible.
Por lo menos para Cortés Terzi y, al parecer, “para un porcentaje elevado de las elites concertacionistas”:
“En pocas palabras, la hipótesis que aquí se maneja es que Soledad Alvear será la candidata de la Concertación, y que esa decisión cuenta ya con el respaldo implícito en algunos casos, explícito en otros, de un porcentaje elevado de las elites concertacionistas”.
Y ahora, más elevados aun los porcentajes, gracias a esta brillante demostración efectuada mediante el no menos brillante método Coué.
No obstante, por si acaso hubiese alguna renuencia a aceptar tan deslumbrante dialéctica, just in case, Cortés Terzi dispara sus últimos cartuchos:
“Que en el mundo PS-PPD existan sectores interesados en poner en pronta competencia a Ricardo Lagos y José Miguel Insulza, no afecta en nada a la hipótesis expuesta: ninguno de los dos va a avasallar en las encuestas ni ninguno iría a una primera vuelta rivalizando con la senadora Alvear”.
Queda transmitido a los interesados, y que cada palo aguante su vela.
“En definitiva, la DC tiene la decisión en sus manos, basta que anuncie que su candidata se postula para la primera vuelta. Todo ello en el entendido que la DC está, efectivamente, detrás de Soledad Alvear y que ésta se mantenga y consolide como carta con respaldo popular”.
Como dice Ud, don Antonio, “basta con”, “siempre y cuando...”
Método maravilloso que como es sabido, siempre sirvió para poner París en botellas.
¡No te jode!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien. Duro con la derecha socialista.

Anónimo dijo...

Ingenioso, pero latero. Más al hueso, joven.

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