Más democracia. Más Justicia. Chile para todos

lunes, 31 de marzo de 2008

Nueva canción socialista: ¿Alvearista será el porvenir?

Concertación: la candidatura está resuelta

Antonio Cortés Terzi

Si a pesar del cuadro de debilitamiento, el objetivo central de la estrategia es ganar la elecciones presidenciales para impedir el riesgo de una “crisis catastrófica” de la centro-izquierda, entonces, habría que privilegiar el cuidado de los espacios y lugares más vulnerables a las fugas.
Si se hacen proyecciones en estricta racionalidad y lógica política, la cuestión de la candidatura presidencial de la Concertación ya está resuelta y el margen de incertidumbre al respecto queda reducido a la eventualidad de sucesos azarosos y a los sobresaltos que pudieran producir las veleidades de algunos presidenciables.
El accionar y el desenvolvimiento político y político-electoral de la Concertación está extremadamente condicionado por cuatro factores que configuran una suerte de “jaula de hierro”. El primer factor son los grados de agotamiento a los que ha llegado en cuanto a fuerza intelectual, política, social, programática, orgánica, etc. Si bien ese agotamiento no es absoluto, lo que le resta son sólo sus reservas y sus maquinarias burocráticas que operan inercialmente.
El segundo factor radica en el inexorable proceso de descomposición que incuba y que la amenazan con más muestras de desafecciones, centrifugacidades o simples anomias colectivas y de elites y que sólo compensa en parte por la fidelidad de una adhesión popular irrenunciablemente anti-derechista.
El tercer factor, es el “imperativo categórico” de seguir gobernando y que le surge no sólo de la “tentación del poder”, sino de la autoconciencia –al menos en sectores dirigentes- que la pérdida del gobierno muy probablemente la induciría a una crisis de dimensiones imprevisibles, pero que obviamente no sería menor, ni para ella ni para sus partidos.
Y el cuarto factor es la falta de tiempos –cuantitativos o cualitativos- para desarrollar con éxito políticas y procesos renovadores, reconstructivos o refundacionales que le permitieran revertir su debilitamiento y empequeñecimiento, salir de la “jaula de hierro” y enfrentar las próximas elecciones presidenciales revitalizada como una “nueva fuerza”.
En gran medida, ese proceso se visualizaba realizable en el gobierno-Bachelet. Pero, por el empantanamiento en que se sumió el gobierno en sus dos primeros años, por las resistencias que le plantearon tanto las elites tradicionales como la ritualidad burocrática de la Concertación, por la carencia de proyectos, liderazgos y ánimos que impulsaran el proceso, etc., el hecho es que la declinación no se asumió y, por lo mismo, ésta siguió su marcha hasta el punto en que se convirtió en una situación sólida y permanente. Hoy pareciera más arriesgado pretender modificarla que conformarse con ella y administrarla.
Con este estado de cosas, la Concertación no puede moverse más allá de los espacios que tiene dentro de su “jaula de hierro”. Y una jaula puede ser una buena protección cuando se está amenazado de desalojo.
Trazar estrategias desde esa posición no es fácil ni cómodo. En consecuencia, el asunto demanda respuestas muy simples en su elaboración y ejecución. Así, por ejemplo, no sería compatible con una estrategia de esa naturaleza especular con candidaturas providenciales. Ni tampoco es aconsejable esperar que la magnificencia de una obra gubernamental transforme radicalmente el escenario.
Una estrategia desde la “jaula” sugiere dos medidas preventivas cruciales: de un lado, asegurar que las reservas y maquinarias disponibles para la Concertación estén en condiciones de movilizarse y en un sentido sinérgico; y, de otro lado, evitar que se produzcan más fugas o deserciones.
Ahora bien, si a pesar del cuadro de debilitamiento, el objetivo central de la estrategia es ganar la elecciones presidenciales para impedir el riesgo de una “crisis catastrófica” de la centro-izquierda, entonces, habría que privilegiar el cuidado de los espacios y lugares más vulnerables a las fugas. Y, dicho sin más alegorías, esos espacios y lugares están en la DC. En otras palabras, la consiga de la estrategia necesariamente debería ser: “hay que cuidar a la DC”.
Se desprende que, bajo tal consigna, la candidatura presidencial de la Concertación tendría que salir de las filas de ese partido. Simplemente, porque si así no ocurriera es muy grande la posibilidad que la DC lleve candidatura a la primera vuelta, porque de lo contrario, su desangramiento en militancia y votos es casi un dato dado.
Es obvio que hoy por hoy, al hablar de candidatura DC se está hablando de Soledad Alvear.
En pocas palabras, la hipótesis que aquí se maneja es que Soledad Alvear será la candidata de la Concertación y que esa decisión cuenta ya con el respaldo implícito, en algunos casos, explícito en otros, de un porcentaje elevado de las elites concertacionistas.
Que en el mundo PS-PPD existan sectores interesados en poner en pronta competencia a Ricardo Lagos y José Miguel Insulza, no afectan en nada la hipótesis expuesta: ninguno de ambos va a avasallar en las encuestas ni ninguno de ambos iría a una primera vuelta rivalizando con la senadora Alvear.
En definitiva, la DC tiene la decisión en sus manos: basta que anuncie que su candidata se postula para la primera vuelta. Todo ello en el entendido que la DC está, efectivamente, detrás de Soledad Alvear y que ésta se mantenga y consolide como carta con respaldo popular.
28/03/2008

No hay comentarios:

.

Text-Ads

Feeds